No te hagas cargo...

Un día lejano, dentro de muchos años, seguramente nuestros nietos le contaran a sus hijos que sus abuelos cada tanto viajaban kilómetros y kilómetros para escuchar a su artista preferido. Un tipo que no tenia cabello, que usaba lentes oscuros, que tenia una voz chillona pero firme y que primero formó una de las bandas mas grandes e influyentes del rock nacional; y que tiempo después decidió ser solista...
Si, algo así debería ser la historia por contar. Entonces dirán frases como: “Mi abuelo me contó que en uno de esos recitales conoció al amor de su vida y desde ese día no se separaron mas y fueron juntos hasta el ultimo” o “Mi abuelo decía que no lloraba nunca, pero escuchaba Juguetes Perdidos y se le aflojaban los mocos”. O quizás dirán: “Podes creer que pasaban mas horas arriba del colectivo que en el recital”...
Dicen que la historia la escriben los que ganan. Pero es verdad que la historia la cuentan los que quedan. Y si hay formas de quedar en el inconsciente colectivo es a través de la música. Por eso, es que seguramente el Indio sera parte de ese libro y con mas de lo que alguna vez se haya imaginado. Es que el crecimiento del mito, aun vivo, resulta ya inexplicable, desde cualquier punto de vista. Entonces cuando la ilógica supera cualquier razonamiento, es inevitable agachar la cabeza y aceptar todo.
El paso de Indio y los fundamentalistas del aire acondicionado por Tandil, resulto ser una de las paginas destacadas de cualquier medio masivo, desde el menos importante hasta aquellos que siendo los mas influyentes quisieron opacarlo u ocultarlo. Situación imposible de hacer, dicho sea de paso.
Y dicen que para muestra alcanza un botón. El pelado nacido en Entre Rios, tuvo el tupé de enfrentar 15 minutos antes de lo previsto a 250 mil almas y hacerlas callar para contarles su mayor secreto (esa enfermedad malvada) y avisarles que mas tarde entraba a tocar.
Si... leíste bien, 250 mil personas que llegaron desde distintos lugares del país y del exterior, que coparon una ciudad y no provocaron un solo disturbio. Una multitud que bailo y canto antes, durante y después del show, y que solo se silencio cuando ese señor rapado se lo pidió. ¿Que otro artista o político o deportista puede convocar a tanta gente y no tropezar en el intento? Creo que ninguno... Y es por esto que quienes hemos sido partes de la historia, la seguiremos contando hasta que ya no podamos ser.
En lo personal tratare de ser breve. Un viaje que tuvo todos los condimentos para ser olvidable se transformo con el correr de las horas en inolvidable. Organizadores predispuestos, chóferes antipáticos, los pro fumadores y los anti fumadores, los no tengo hielo y los te presto la conservadora, la gendarmeria buena onda y la policía con los perros, llegamos temprano pero se rompió algo del colectivo, vamos todos juntos/cada uno hace la suya y volvemos juntos, almorzar tranqui o hacer un asado, la previa donde sea pero con algo refrescante, la cola para comprar la entrada y la entrada al predio en el mismo lugar, botellas no aerosoles no palos de bandera si, adentro del hipódromo cerveza si, y mucha mucha mucha mucha mucha gente. De todas las edades, estratos sociales, con capacidades diferentes o no, todos en la misma sintonia... Así fue ese sábado 12 de marzo.-
De la lista de canciones trato de no hablar mucho, porque a cada uno nos llega distinto cada tema. Solo diré que el comienzo con Nuestro amo juega al esclavo fue ideal y que lamento no haber podido escuchar completo Barba Azul y que esta vez, Indio querido, me debes To beef y Juguetes (Que esperábamos ansiosamente con mi compañera de ruta). Por el resto, no tengo quejas, Salando las Heridas, Ella baila con todos y La Parabellum me pegaron bien pegado. El Charro Chino me hizo bailar y Habia una vez me sigue invitando a estar “con los puños en alto deseando al final hacer la revolución con una canción de amor”.
Volviendo al comienzo de esto, cuando mis nietos sepan de estos viajes de su abuelo, también sabran de lo inmensamente feliz que he sido, de lo mágico de compartir sensaciones con amigos, amores y desamores, y que cada regreso a casa es un hasta pronto...
Por eso Indio, esta bien que al final de Ji Ji Ji hayas dicho: "Gracias...imposible abarcar esto...no se de que se trata, no me quiero hacer cargo...gracias, gracias para siempre”
Nosotros, los seguidores de Solari, somos los creadores del mito...
Nosotros somos los culpables de todo.
No te hagas cargo...

* Por Jose Benitez
Dedicado a mis amigos, Los que fueron Abonar, Sil y Uke. A los que no pudieron ir Marcia, Cristina A, y a los que ni intentaron ir...

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